viernes, 10 de junio de 2011

Así no es buena idea que los puchos estén sobre la mesa. Si quiero tocarlas tengo que poner sordina y no me oigo. No sé. Mi ritmo fisiológico no se dilata. Todo lo contrario. Y nacen mis impulsos. Dejar(me)de pensarme y soportarme. Imaginar en sombras. No puedo desvelar, no puedo parar. Mente sobre mentes. Mentes sobre mente. Dígame Señora, ¿acaso la calma se la llevó el huracán del ayer? Quizá desenredar ese pelo traiga respuestas.

Lejos, respira en la brisa.

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