viernes, 11 de mayo de 2012

LBV

El museo. Un pasado reciclando, restaurando otro pasado. La personificación de un presente remoto que nombra partituras, acordes, sistemas, óperas... El discurso preparado. La arritmia en sus pies, manos, muecas ocultándose en una risa nerviosa. El YO soy pasado y un período romántico anclado. Un ideal de principiante adulto, soñador. La obsesión de recordarse, dejarse y atarse al título que dice SER como un fósil que puede romper-se y devorar el organismo. Al fondo del pasillo se oye un chapoteo de teclas similares a las de un armonio. Y un violín agotado...

No hay comentarios:

Publicar un comentario