lunes, 8 de octubre de 2012

281.

"Primero es un sonido que hace otro sonido, en lo cóncavo nocturno de las cosas. Después es un aullido vago, acompañado por el oscilar crujiente de los letreros de la calle. Luego, aún, hay un alto repentino en la voz clamorosa del espacio, y todo se estremece y no oscila, y hay silencio en el miedo a todo esto, como un miedo sordo que se convierte en otro miedo cuando ya pasó.
Después no hay nada más a no ser el viento - sólo el viento, y advierto con sueño que las puertas se estremecen cerradas y las ventanas hacen un ruido de vidrio que resiste.
No duermo. Semisoy. Tengo vestigios en la conciencia. Pesa en mi el sueño sin que la inconsciencia pese...No soy. El viento...Despierto y vuelvo a dormirme y aún no me dormí. Hay un paisaje de sonido alto y turbio más allá del cual me desconozco. Disfruto, recatado, la posibilidad de dormir. Efectivamente duermo, pero no sé si duermo. Hay siempre, en lo que nos parece que es sonido, un sonido de fin de todo, el viento en lo oscuro, y, si escucho mejor, el sonido en mí de los pulmones y del corazón."

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